Friday, June 9

Tan cerca y tan lejos

(o al revés)
Sábado 29 de abril, Santiago.
Se casó una de mis amigas de todos los tiempos (bueno, desde 3ero medio). Se casó con otro amigo con el que pololeaba desde 4to medio (donde puedo decir ayudé a esta relación... por suerte no fueron en vano (para él) todas esas subidas de la escalera y “bah... que coincidencia que nos topemos acá”). En fin, todos sabíamos que se casaban, por lo que solo nos faltaba la ceremonia.
La misa fue super bonita, un coro espectacular (omitiendo al flautista que es un #@$!·&@.... SI!! ES ENVIDIA Y QUE????) y una prédica al nivel, con enseñanzas y todo. La pareja transpiraba amor: miradas, cantos...
Todo esto visto desde una de las corridas de asientos laterales. Ya desde antes de entrar, con la Monse, otra amiga de aquellas, nos sentíamos “fuera de lugar”... mientras nos acercábamos a la iglesia, pensábamos si conoceríamos a más gente fuera de los novios. Por suerte fuimos más populares de lo pensado, con los tíos, hermanos, amigos. No anduvimos tan perdidos.
Llegamos a la fiesta (que tuvimos que conseguirnos quien nos lleve porque era muuuuy lejos) y quedamos sentado en una mesa donde solo nos conocíamos los dos con la Monse. Ahí partió el sentimiento de distancia. Es fuerte sentirte lejos de la vida de tus amigos. Siendo frío, se puede decir que hace 7 años que dejamos de compartir la vida, separados a lo largo de Chile. Cada uno tomó su vida y salvo en contadas ocasiones, nos juntamos o nos hablamos. Pero son esos pequeños momentos en que sentimos que el tiempo no ha pasado, que ha sido solo unos cuantos días que no nos vemos y que todo sigue igual. No es algo que concierna al intelecto, porque no calza. Solo se lo puedo atribuir a los sentimientos, que hacen de los años, solo un instante.
No deben haber sido más de 20 metros los que separaban a nuestros amigos novios de nuestra mesa. Y estábamos en la mesa al frente, por lo que los veíamos directo. Y nos preguntábamos “podremos ir a saludarlos? Será desubicado? No, vienen las fotos... ahora los abrazos, ahora esto, esto otro...”.
“20 metros... tan cerca; saludos, formalidades, gente desconocida... tan lejos”
En ese momento se me vino el nombre de este post a la mente... y la sensación de ya no ser parte de sus vidas, sino que una formalidad más.
Pero todo cambia... y la amistad se impone. Vimos todo el recorrido de los novios por todas las mesas sacándose fotos y nosotros fuimos la penúltima mesa. Cuando llegaron me invadía un sentimiento de pesimismo... ya estarán cansados, una foto más, más amigos... pero dos gestos hicieron cambiar la historia. El primero, en la foto quedé a un extremo, al lado mío un tipo y después de él, la novia (pensamiento: “será, quedé relegado al extremo de la foto”) y ahí vino el gesto; la Tita dice “oye, ¿te puedes poner tu allá para yo salir con francisco?”...UUFFF, eso es sentirse bien! Y viene el segundo gesto... en el momento de sacar la foto (yo al lado de la novia), ella inclina su cabeza y la apoya en mi hombro... Qué sensación más grata. Increíble como un solo gesto y una frase pueden irradiar tanto cariño. Ahí ya la fiesta cambió de rumbo y me sentí como uno de los invitados principales, absolutamente parte de cada evento, vibrando con cada momento. Y hubo un tercer gesto, cuando la Tita nos pidió a la Monse y a mi que la acompañemos a sentarnos y conversar un poco. Dentro de toda esa gente, nos necesitaba, nos buscaba. Totalmente pagado...
“200 kilómetros, 800 kilómetros, 7 años de vidas alejadas, una carrera, una etapa de la vida separados.... tan lejos; una amistad, un cariño a toda prueba, un gesto... tan cerca”.

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