Roma día 1

13/10/06
Como llegamos tan temprano, las boleterias estaban cerradas por lo que no pudimos avanzar con las otras reservas. Emprendimos rumbo al hotel via metro, con el ticket comprado en el kiosko (así es, uno compra tickets para bus y metro en los kioskos).
Como dato, cada ticket cuesta 1 euro. Ese dura por 75 minutos desde su activación y te sirve para 1 viaje en metro + 1 en bus. Hay otros por 1, 2, 3 días, todos los viajes que quieras. El tema de la activación es medio al lote. En el metro casi siempre tienes que validar el boleto porque la pasada está bloqueada (como en stgo, al meter el ticket te deja pasar), pero igual hay estaciones abiertas donde nada te exige validarlo. Salvo que te puedes encontrar con inspectores a la bajada de la estación que te piden tu ticket para revisar.
En el bus si que es libre. Ahí tu te subes por cualquier puert a y nada te obliga a pasar el ticket por la maquinita. El chofer no tiene ningún contacto con el pasajero, salvo abrir las puertas en las paradas definidas. Allá se respetan los paraderos sagradamente.
El metro...mmm... feo. Con carros pintados con graffities, sucio, oscuro... y para variar con apertura de puertas variable:
- Prossima fermata: Colosseo. Uscita (salida) lado destro (o sinestro) - se escucha en todas las estaciones por los altoparlantes.
Cierra paréntesis "dato rossa".
Llegamos al hotel tras varias vueltas por fuera de la estación de metro buscando el bus.
Como llegamos tan temprano, no nos tenían pieza aun. Ocupamos el baño general, nos colamos (con permiso) al desayuno y de ahí volvimos a la recepción a alegar por nuestra pieza dado que nuestra reserva partía el día anterior y nosotros no pudimos llegar.
La recepcionista se anduvo enojando porque me tinca no entendió. De hecho no dejó ni hablar.
Enojadisimo con la vieja de m... espere a mi papá que volviera del baño para salir pronto de ahí a recorrer. Ya nos ibamos cuando la vieja dice que revisó y que ahora tiene una pieza. No se si se dio cuenta del error o que, pero ya teniamos pieza. Por suerte no la vimos más hasta que nos fuimos. La otra recepcionista era más piola y por lo menos hablaba bien inglés.
El primer destino fue a pagar las reservas para todos los viajes en tren que quedan para no repetir las malas expriencias. Todo confirmado asi que nos fuimos a almorzar adivinen que... Kebab! jajaja... en el local había comida india, donde el gallo que atendía no hablaba español ni italiano ni Inglés... Al final nos vendió el menu que tenía del día. No muy bueno (carne, arroz al curry, mucho curry, verduras, todo esto en una tortilla como taco). Ahí estaba una clienta que nos ayudaba a comunicarnos con el indio. Ella era de Londres, profesora de inglés y amiga del dueño por lo que siempre come ahí. Muy simpática, al final ella era la traductora entre los gestos del chef indio y los clientes que llegaban.
De ahí, reabastecernos de agua (ya no basta la botella de medio litro o 50 cl; de litro y medio como mínimo) y partir recorriendo: Plaza España, Fontana di trevi, Plaza Navonna, Pantheon de Agripa, Castillo de San Angelo (por fuera). La gracia de Roma es que donde mires hay piedras y construcciones antiguas, o tiendas de marcas famosas: Dolce y gabanna, Armani, Hermes, etc, etc, ETC!, MUCHO!
Llegamos al Vaticano. Su cúpula se divisa desde lejos, por lo que siempre te recuerda su presencia y, personalmente, el hecho de solo verla, convierte el estar ahi en un sueño hecho relidad.
Entramos por la Via de la Conciliazonne, luego por Borgo Sancto Spiritu buscando la curia generalísima de los jesuitas (no la pillamos) hasta llegar a la plaza de San Pietro. ESPECTACULAR! Estar ahí, en un lugar tan lejano para uno, tiene su magia...
Ya cansados, con los pies reventados, optamos por no entrar ese día al Vaticano (había igual su cola) y mejor volver al otro día.
De vuelta al hotel, el correspondiente aprovisonamiento en el supermercado cercano, escribir la bitacora, comer y sobretodo... DESCANSAR....